En un mundo actual donde el futuro se pinta cada vez más preocupante y ningún esfuerzo parece suficiente, es probable que muchos de nosotros, aún sin darnos cuenta, ya hayamos desarrollado algunos hábitos amigables con el medio ambiente. Uno de los más extendidos es el reciclaje.
Con esta palabra de seguro te vienen a la mente decenas de botellas de plástico, las cuales en más de una ocasión habrás reutilizado. Principalmente las botellas de agua comunes. Es que tiene mucho sentido usarlas para llevar el agua que hierves en tu propia casa, ¿verdad? ¿Por qué no hacerlo?
Sin embargo…
Esto puede ser difícil para ti, pero resulta que en realidad no deberías hacerlo. A pesar de que lo hagas con un ánimo de reciclar, de ahorrarte algo de dinero o porque simplemente te gusta la botella, definitivamente no reutilices las botellas plásticas.
Según últimos estudios, una vez que se abre, una botella de plástico no debe pasar de tres días y antes de llegar a ese límite debería estar en la refrigeradora. Un experimento determinó que al ser rellenados los envases, ingresan tantos gérmenes como los de un inodoro.
Y es que, por si fuera poco que el 60% de las bacterias que ingresan a la botella puedan causarte enfermedades, el uso continuo incluso ocasiona que los componentes químicos del propio envase se desprendan y termines por ingerirlos.
¿Qué puedes hacer?
Hay dos cosas que puedes hacer frente a esta situación. La primera sería la de utilizar constantemente sorbetes y evitar de esa forma tener contacto con el plástico. Sin embargo, estas 'cañitas' son tan contaminantes y perjudiciales para el ambiente como la propia botella.
La segunda y mejor, sería optar por botellas de acero inoxidable. Las botellas ‘tomatodo’ compradas en tiendas son seguras, solo asegúrate de lavarlos bien después de su uso y recuerda no prologar demasiado su vida útil.