La suerte nunca ha sido tan imprevisible que con Jerry Evans, un joven que tuvo la extraordinaria casualidad de toparse, sin querer, con un diamante de 4.87 quilates.
Cuando visitaba con su novia el parque estatal Cráter de los Diamantes, en Murfreesboro, Arkansas, Estados Unidos, vio un brillo que le llamó la atención. Al inicio pensó que se trataba de un bonito cristal, pero resultó ser un diamante en toda regla. Al recogerlo, se percató que era peculiar, por ello lo guardó sin estar completamente seguro de su verdadero valor.
La piedrecita tenía una forma piramidal y el tamaño de una gominola pequeña. El joven la vio sobre una colina arada, apenas unos 10 minutos después de ingresar al parque.
Al retornar a su vivienda, Evans empezó a investigar, pues tenía la sospecha que su ‘cristal’ pudiera ser ‘algo más’, por lo que terminó enviándola al Instituto Gemológico de América, una organización sin fines de lucro para que lo ayuden con la identificación.
En dicho lugar solo terminaron confirmando lo que ya sospechaba, que se trataba de un diamante casi incoloro de 4.87 quilates. Con impulso de su familia, Evans se puso en contacto con el parque estatal donde halló el mineral y así se supo que la piedra preciosa era la más grande registrada en el parque desde 2020.
CRÁTER DE LOS DIAMANTES
El ‘cráter de los diamantes', que se convirtió en parque estatal en 1972, era un antiguo volcán erosionado hace 95 millones de años. La salida del magma de lamproita, que proviene de las profundidades del macizo, provocó que los diamantes sean expulsados a la superficie, por lo que aún hoy en día es común encontrar diamantes en este parque.
