En Australia, las altas temperaturas, cerca de los 47 grados, y fuertes vientos amenazan con agravar los centenares de incendios forestales que se registran en el país y que han causado cuatro muertos en las últimas 48 horas.
Los esfuerzos de los rescatistas y bomberos se concentran en la periferia de Sídney, la mayor ciudad del país, donde fuertes vientos, que alcanzan los 80 kilómetros por hora, dificultan las tareas de contención y extinción de las llamas.
Las autoridades declararon a Sídney y sus alrededores en condiciones catastróficas, el máximo nivel de alerta por incendios, creado tras el mayor siniestro de la historia de Australia, en 2009, en el que murieron 173 personas.
Otro estado afectado severamente por los incendios es Nueva Gales del Sur, unos 2.500 bomberos se enfrentan a 118 focos, más de la mitad fuera de control, aunque la mayor preocupación se centra en el de Gospers Mountain, situado a unos 200 kilómetros al noroeste de Sídney.
