Tras cincuenta años de las primeras misiones tripuladas a la Luna, nuestro satélite cuenta con unos nuevos habitantes. Se trata de miles de tardígrados, animales microscópicos también conocidos como 'osos de agua', que contenía el módulo de aterrizaje de la misión israelí Beresheet que se estrelló el pasado 11 de abril de 2019 en la superficie de la Luna.
Los tardígrados estaban deshidratados, la forma en que estos diminutos animales entraban en un estado de letargo que los hizo famosos, dado que son capaces de resistir la radiación del espacio, las temperaturas más extremas y permanecer a la espera de volver a la vida durante más de 10 años.
Según los expertos, lo más seguro es que estas criaturas hayan resistido perfectamente el impacto contra el suelo, pero para otros no es motivo de preocupación que se hayan esparcido por la superficie lunar, dado que sin agua permanecerán aletargados y sin actividad.