Al cuarto día de la nueva cuarentena dispuesta por el Gobierno ante el avance de la segunda ola del coronavirus, el panorama no pinta nada bien en los mercados de la capital.
Pese a los esfuerzos de los vendedores por cumplir los protocolos de bioseguridad, esto sirve de poco ante la escasez de clientes. Poco a poco empiezan a caer en la desesperación, al ver que muchos han tenido que cerrar para siempre ante esta situación.
Hay incertidumbre, pues no saben si podrán volver a trabajar con normalidad después del 14 de febrero. A la situación se suma el aumento de precio de algunos productos indispensables, como se comprobó en los mercados de Jesús María, Lince (Lobatón) y Magdalena.
Mientras la irresponsabilidad de malos ciudadanos continúa agravando la situación, estos peruanos trabajadores se encuentran al borde de la quiebra. No queda más que decir.