No les importa infectarse de Covid-19 o contagiar a sus familias con esta enfermedad. En cualquier momento del día, así sea toque de queda, diferentes grupos de jóvenes acuden a la losa deportiva del asentamiento humano Mariscal Castilla, ubicado en el Rímac, para jugar fulbito.
Los vecinos de este sector muestran su indignación ya que esta práctica pone en riesgo a más personas frente a la pandemia. Esto se debe a que los infractores violan todos los protocolos de bioseguridad.
Esta situación se agudiza ya que en muchas ocasiones los sujetos trepan las paredes de las viviendas cuando la pelota cae sobre sus techos. Lo indignante es que usan insultos o amenazan a los propietarios si alguno de ellos se atreve a reclamarles.