Necesidad, deudas, hambre, preocupación. Esta es la realidad no solo de muchas familias peruanas en medio de la pandemia por el coronavirus. Las familias de extranjeros que vinieron de Venezuela huyendo de la crisis política, hoy se encuentran con esta terrible situación.
En El Agustino, la benevolencia de los dueños de los cuartos les ha dado un respiro, un motivo para seguir luchando. Hace más de un mes que no generan dinero, la ecuación es simple: si no trabajan no comen, y esta es la ecuación de muchos.
Los padres improvisan, hacen de todo para ocultar a sus hijos la dura realidad, una realidad que no distingue a nacionales ni extranjeros: lo único que hace la diferencia en estos tiempos de crisis es la solidaridad con el prójimo.