Mañana se cumplen 25 años de la captura del máximo genocida de la historia de nuestros tiempos, Abimael Guzmán. La violencia impartida por el cabecilla de Sendero Luminoso, no conocía de limites. Y es que en pleno auge de su llamada ‘guerra popular’, se inició una campaña de terror en nuestro país a través de varios atentados.
Sendero Luminoso mantuvo inmersos en el más intenso terror a los peruanos entre la década de los ochentas e inicio de los noventas. Campesinos, dirigentes, autoridades, nada ni nadie se salvaba de las huestes asesinas que fue impuesta por el peligroso grupo subversivo, bajo un clima de terror, amenaza e intimidación.
El 17 mayo de 1980, el Camarada Gonzalo' declaró la guerra al Estado en el pueblo de Chuschi, en Ayacucho, al quemar las ánforas electorales que iban a ser utilizados para las elecciones presidenciales de ese año. El 3 de noviembre de 1989, marcharon con banderolas y pancartas por la Plaza Manco Cápac dejando constancia del poder que ejercían sembrando el terror.
Durante la manifestación de quienes defendían el pensamiento ‘Gonzalo’, tres personas murieron y otras 15 resultaron heridas. Después en 1992, fueron acabando a diario con la vida de miles de policías, uno de ellos fue el coronel Manuel Tumba Ortega que fue abatido de 42 balazos en un puesto de periódico. También las comisarías de diversos distritos se convirtieron en blanco de ataques subversivos.
Otro hecho que quedará en la memoria de los peruanos, es el sangriento ataque con un coche bomba en Miraflores. El vehículo con 400 kilos de dinamita estalló en la calle Tarata, acabando con la vida de 25 personas y dejó otros 155 heridos. Hechos como estos, son algunos de los que no deberían volver a repetirse en nuestro país.
