El pescador, de 36 años, contrató a Ezequiel Córdoba, de 22, para que lo acompañara de caza por las costas de México en noviembre de 2012. Una fuerte tormenta hizo que perdieran el control del barco, que navegó a la deriva. Se alimentaron de peces, aves y tuvieron que beber sangre de tortuga y orina. Solo Alvarenga sobrevivió.
Ezequiel Córdoba, durante su agonía, le hizo prometer que conservara su cuerpo para entregárselo a su madre y poder explicarle qué había pasado. Alvarenga navegó seis días con los restos mortales del joven, hasta que decidió arrojarlos al mar.
Ahora, la familia del muchacho exige una indemnización de un millón de dólares y lo acusa de canibalismo. El demandado aseguró que no se comió el cuerpo del joven y acusó a la familia de Ezequiel Córdoba de querer las ganancias del libro que publicó sobre su travesía.