Filadelfia, en EEUU, podría estar empezando a ganarle a la obesidad, gracias a un proyecto dirigido por el Gobierno de la ciudad, ‘Hagamos a Philly Sana’. Además de su deterioro económico y su visible abandono, esta enfermedad es otro de los graves problemas de Filadelfia.
En 2010 un informe del Departamento de Salud de la ciudad reveló que la obesidad se había convertido en "una norma, una crisis de salud pública", con 64% de los adultos y 57% de los niños de entre 6 y 11 años obesos o con sobrepeso.
Incluso en el norte de esta localidad, 70% de los niños eran obesos o tenían sobrepeso. Con esta iniciativa, se ha logrado retirar de cada colegio las máquinas para freír con aceite, las expendedoras de dulces y productos azucarados.
También se ha construido carriles especiales en las calles para bicicletas, alentado el ejercicio en los colegios y empresas y patrocinado los frigoríficos con productos frescos y la venta de fruta en 650 tiendas en las partes más pobres de la ciudad.
De esta manera las tasas de obesidad están reduciéndose. De 2006 a 2010 ha habido una disminución de 5%, con las mayores reducciones entre los niños afroamericanos y las niñas hispanas.
Sin embargo, el comisionado de salud de la ciudad, el doctor Donald Schwartz, se cuida de cantar victoria."Estamos convencidos de que realmente estamos viendo una reducción en la obesidad infantil en la ciudad", dice "y creemos, aunque no lo hemos confirmado, que también estamos disminuyendo la obesidad adulta en Filadelfia".
Pero hay límites hasta dónde puede llegar la ciudad. Según el experto, las políticas nacionales producen incentivos perversos y profundamente dañinos relacionados con la industria de la comida chatarra.
