La indolencia, así como la violencia a límites extremos, no es ajena en nuestras calles.
Desde conductores que, por ganar algunos segundos al día, no respetan el semáforo, avanzan en un carril restringido y hasta la de aquellos que detienen el tránsito para descargar mercadería o para ahorrarse la cochera.
Este singular ránking, refleja que la manera de conducirnos nos ha colocado en la lista de los lugares más hostiles para manejar. Por un lado, nuestra tradicional desidia y por otro, porque sabemos que es también el reino de la impunidad.
En este reportaje podrá ser testigo de las reacciones más insólitas y los pretextos de antología en medio de un parque automotor de casi 3 millones de vehículos. Queda la pregunta, ¿por qué el peruano no puede respetar las reglas y las normas de convivencia?
