Son más de 430 las familias damnificadas en Piura que han cavado profundos huecos para conseguir un poco de agua potable. Se levantan de madrugada para aprovechar la presión del servicio. "Así vivimos nosotros, ya nos acostumbramos. Toda la gente hace lo mismo. Sabemos que es un peligro para los niños, que se pueden caer, pero qué vamos a hacer", contó a El Comercio, Julio Vílchez Silva, un poblador que perdió su casa, sus aves de corral.
Pero son en total, 4 mil 575 moradores de estos pueblos que sufren a diario los estragos de El Niño costero y carecen de servicios básicos de saneamiento. Entre ellos, las 562 familias de Narihualá y 276 familias de Pedregal Chico padecen la misma situación. Si antes del evento climatológico ya vivían en precarias situaciones, después su estado se agravó.
En respuesta, las autoridades han señalado que están gestionando un proyecto de mejora de condiciones.