La Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil (Sucamec) realizó la destrucción de más de 11 mil armas de fuego en la ciudad de Pisco (Ica). La acción contó con el apoyo de Aceros Arequipa, empresa que prestó sus instalaciones para la fundición de estos objetos. Esta destrucción ha sido la más grande en la historia de la entidad y con esto se busca alertar sobre los riesgos de la proliferación de armas ilegales y sobre la importancia del control de armas en general.
El ministro del Interior Carlos Morán superviso la destrucciones de las escopetas, revólveres, pistolas, carabinas y armas de fabricación artesanal incautadas por la Sucamec y por la Policía Nacional del Perú debido a infracciones y actos delictivos.
El ministro del Interior, destacó que la destrucción masiva de este armamento es una política sostenida del Gobierno para hacer frente a la inseguridad ciudadana en el país. Según explicó, con esta destrucción concluye un proceso que permite retirar de circulación un importante lote de armas usadas para cometer asaltos, asesinatos y otros delitos contra terceros inocentes en el país.
“Estas armas en manos de la delincuencia son utilizadas para delitos graves contra la ciudadanía y personas indefensas. Por eso, es política del Gobierno sostener esta acción en forma permanente”, manifestó Morán Soto.
El Perú tiene la obligación de destruir armas al estar adherido a la Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícito de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y Otros Materiales relacionados – CIFTA, que establece el compromiso de destruir armas a los países miembros.
Cabe señalar que antes de su destrucción todas las armas fueron debidamente verificadas, de tal manera que ninguna tiene procesos judiciales o administrativos abiertos.