En todo el planeta, los sismólogos están observando mucho menos ruido sísmico ambiental, es decir, todo lo que se refiere a las vibraciones generadas por automóviles, trenes, autobuses y personas que realizan sus vidas cotidianas. Y con la ausencia de ese ruido, la corteza superior de la Tierra se mueve un poco menos.
Al parecer las medidas de contención en cada rincón de la Tierra, para combatir la propagación del coronavirus COVID-19, han hecho que el mundo esté mucho más tranquilo, como si la naturaleza tomará un descanso, uno muy merecido.
Thomas Lecocq, geólogo y sismólogo del Observatorio Real de Bélgica, señaló por primera vez este fenómeno en Bruselas y esta registrando una reducción del 30% al 50% en el ruido sísmico ambiental desde mediados de marzo, cuando el país comenzó a implementar el cierre de escuelas y negocios y otras medidas de distanciamiento social.
Cabe indicar que con este hecho, la reducción en el ruido ha tenido un efecto particularmente interesante ya que los sismólogos pueden detectar movimientos telúricos más pequeños y otros eventos sísmicos que ciertas estaciones sísmicas no habrían registrado.
