Ante las masivas protestas en Hong Kong, que esta mañana prosiguen por undécimo fin de semana consecutivo, China decidió pasar a la acción. En los últimos días desplazó unidades militares a la ciudad de Shenzhen, ubicada junto a la antigua ex colonia británica.
Imágenes satelitales confirman la presencia de vehículos blindados en el estadio de Shenzhen. Además, muestran a militares chinos ejercitándose para aplacar manifestaciones como las que han sumido a Hong Kong en la mayor crisis de su historia moderna.
China manda así un mensaje de autoridad a los manifestantes, contrarios a la reciente ley que permite la extradición de ciudadanos a Pekín, que hace unos días tomaron el aeropuerto internacional de la ciudad, obligando a cancelar cientos de vuelos.
Todo hace indicar, según expertos, que solo se trata de un movimiento propagandístico, con el objetivo de desmovilizar las protestas convocadas para este fin de semana, y no de una auténtica maniobra con fines militares.
Se conoció que de momento, Pekín seguirá confiando en las fuerzas de seguridad de la antigua colonia, que en las últimas semanas ha comenzado a aumentar el número de arrestos y a emplearse con más violencia.