En Argentina, muchos consideran a Evita una santa popular por su abnegada entrega a los pobres y la creen capaz de hacer milagros. A diario decenas de turistas y fieles peregrinan a diario hasta la tumba de Eva Perón, en el cementerio de Recoleta, en Buenos Aires. La mayoría le saca fotografías y rezan frente a su tumba en silencio y le escriben peticiones en papeles que dejan entre las rejas negras de la bóveda familiar de los Duarte.
Como se sabe, poco después de su muerte, en 1952, el sindicato de los “canillitas” pidió al Vaticano la apertura del proceso de canonización, una demanda que fue rechazada. Hoy en el centenario de su nacimiento, la Confederación General del Trabajo (CGT), la mayor central obrera de Argentina, ha anunciado que volverá a intentarlo y realizaran el pedido al Vaticano y el Papa Francisco.
El secretario general de la Confederación General del Trabajo confirmó que pedirán la beatificación de María Eva Duarte de Perón, más conocida como Evita. La central obrera de Argentina concretó una reunión en la que se habló de Evita como “santa del pueblo”. Resta esperar la respuesta del Vaticano a la solicitud.
