“A 100 días de la resistencia volvemos a la calle”, finalizaba el comunicado de Leopoldo López, que se conocía, horas después de su excarcelación, por boca de Freddy Guevara, vicepresidente de la Asamblea Nacional, integrante del partido Voluntad Popular.
El líder opositor también llamaba a participar en el plebiscito anunciado por la Mesa de Unidad Nacional (MUD) e integrantes de la sociedad civil para el próximo 16 de julio. Mientras arrecian las protestas en todo el país, que han dejado hasta el momento más de 90 muertos, en su mayoría jóvenes, y cientos de heridos.
El llamado de López Mendoza a participar del plebiscito fue considerado una provocación por los chavistas, ya que horas antes el presidente Nicolás Maduro había dado detalles de la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente para el 30 de julio, iniciativa que es cuestionada hasta al interior del chavismo.
Hasta el momento no se sabe la estrategia que seguirá Leopoldo López en su lucha contra el gobierno de Nicolás Maduro, ya que la gracia recibida podría ser retirada, su condena está intacta: 13 años y 9 meses de prisión de los que ya ha cumplido más de 3 años. Pero no es el único preso con arresto domiciliario.
Antonio Ledezma, alcalde metropolitano de Caracas, también de oposición, condenado por conspiración contra el gobierno, empezó su condena en febrero de 2015 y fue trasladado a su casa después de ser operado de una hernia inguinal.
Daniel Ceballos, ex alcalde de San Cristóbal del Táchira, tuvo un cambio de la cárcel a su casa. Pero en agosto 2016 fue enviado de nuevo a prisión, por no acatar el reglamento de arresto domiciliario, y esta vez en condiciones infrahumanas, según denuncian sus familiares.
Y tampoco es el único preso político. Según el Foro Penal Venezolano, hay más de 400 presos de conciencia en el país. Y una de las condiciones que pone la oposición para el fin de las violentas protestas es la liberación de todos.
