Durante varias décadas la Bahía de Ussuri, que se encuentra en la costa oriental de Rusia era considerado un lugar de abundantes residuos sólidos. Aunque en esta zona costera la naturaleza pudo contrarrestar esa mala fama y la transformó en una de las playas más bellas del planeta Tierra.
En el tiempo de la Unión Soviética se convirtió en un vertedero de botellas de vino, vodka y cerveza que consumían en gran cantidad al estar en una de los lugares más fríos del globo. La erosión hecha por el oleaje y la nieve sobre los trozos afilados de vidrio, hicieron que sus bordes se terminaran puliendo, además de darle un brillo a estos cristales.
Cuando los rayos del sol se reflejan sobre estos objetos, hace que la playa tenga luz propia literalmente. Las autoridades rusas bautizaron la zona como la “Playa de Cristal” y la catalogaron como balneario protegido. Según Siberian Times, esa parte del país se ha convertido en un punto turístico al caminar entre los diversos pedazos de colores.