Es impresionante como el agua color marrón del río Rímac se ha vuelto un panorama normal para cualquier transeúnte, y pensar que varios años atrás el agua era cristalina, albergue de camarones y peces, una biodiversidad que lamentablemente hoy ya murió.
Muy cerca al puente Dueñas está ubicada una alameda que, sin medir las consecuencias, niños y adultos pasean por este lugar.
En dirección al Callao la situación se complica aún más, los recicladores utilizan esta zona para separar lo recolectado durante la madrugada y lo que simplemente no les sirve lo arrojan a la ribera.
Definitivamente esta es una tarea que involucra principalmente a cada uno de nosotros, si no tomamos consciencia de lo que estamos ocasionando al río Rímac, las consecuencias pueden ser lamentables.