Después de cuatro meses de combates, en Siria la ciudad de Raqqa cayó finalmente en manos de las fuerzas apoyadas por Estados Unidos. El trágico balance indica que hubo 3.273 muertos, entre ellos 1.287 civiles. Raqqa, que fue la "capital" del grupo yihadista ISIS.
Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza de milicias kurdas y árabes respaldadas por una alianza internacional encabezada por Estados Unidos, han estado luchando contra el autodenominado Estado Islámico dentro de Raqqa desde junio de 2017.
La caída de Raqqa es una nueva derrota para el ISIS, que perdió mucho terreno en Siria y en la vecina Irak tras múltiples ofensivas para expulsarlo de las regiones que conquistó desde 2014.