Hace unos días comenzaron los cobros de bonos de 380 soles para cada familia de población vulnerable, 3 millones de familias fueron identificadas con el ultimo censo del INEI, lamentablemente hay muchos peruanos que viven del “día a día” que no aparecen en la lista de beneficiados con los bonos de emergencia y han perdido su última esperanza.
Nuestro país está expuesto al choque negativo sobre la economía familiar por la actual pandemia del coronavirus COVID-19, dado su nivel de informalidad (19 % del PBI, 66 % del empleo urbano y 96 % del empleo rural).
La informalidad, que a menudo ha sido considerada como colchón amortiguador de crisis, será en este caso un catalizador de ella pues la mayoría de trabajadores independientes dependen de sus ingresos diarios, del “día a día”. Igualmente, profesionales asalariados sin contrato enfrentarán una fuerte caída de ingresos.
El MEF anunció la extensión del bono a 500 mil trabajadores independientes en situación de pobreza y días después se extendió a 300 mil trabajadores asalariados informales, que cuentan con contrato, que “tengan un ingreso de menor a S/ 1500”.
Esta compensación es un esfuerzo sin precedentes en política social peruana, al atender a un grupo poblacional que casi quintuplica la cantidad de usuarios del programa JUNTOS, el programa social más grande.
Pero miles de peruanos no figuran en ninguno de estas listas o padrones, nuestra reportera Morelia García nos trae una crónica con tres historias que definitivamente califican para recibir ayuda pero que al parecer no será así.