24 Horas Edición Medio Día

29/08/2017

¿Quién paga los daños cometidos por imprudentes choferes en la vía pública?

Es la pregunta que muchos nos hacemos, frente al daño a los puentes, pistas y aceras en las calles de nuestras ciudades por parte de malos conductores.




¿Qué sucede cuándo se mezclan la imprudencia, la irresponsabilidad y la absoluta falta de respeto a las señales de tránsito?. Para responder a estas interrogantes sólo falta recordar el reciente accidente protagonizado por Luis Eduardo Echevarría, quien se quedó dormido al volante cuando venía por la avenida Javier Prado, y al cruzar el puente Villarán en San Isidro, confundió la pista con la vereda, se llevó por delante la baranda del paso peatonal y cayó aparatosamente sobre la avenida Arequipa.

Por su parte la municipalidad de San Isidro informó que ellos se encargarán de la reparación del puente. Pero ¿Por qué no es el negligente que causó el daño quien paga por él? ¿Por qué se tiene que gastar los tributos de los vecinos para reparar el puente que por descuido una persona con nombre y apellido destrozó?

Pero este no es el único caso basta recorrer la infinidad de puentes dañados por conductores que creen que los avisos de altura máxima no son más que sugerencias. Si bien la ley indica que es el responsable del daño quien tiene que resarcirlo, los procesos judiciales para lograr ese pago pueden durar indefinidamente. Por eso, las municipalidades cuentan con un seguro que se encarga de financiar la reparación de la infraestructura pública. Además de que, por supuesto, ese seguro se paga con dinero público, es decir, con dinero que a todos nos cobran mediante impuestos.


 


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