A cuatro días del referéndum, surge el “Regrexit”, palabra que retrata a los ciudadanos que ahora se arrepienten de su decisión y aseguran haber sido engañados. La desazón con la salida de Europa ha llevado a más de tres millones de británicos a solicitar un nuevo referéndum, un pedido descartado por el gobierno.
En tanto, las consecuencias continúan registrándose en la economía. La libra esterlina volvió a caer, esta vez a un mínimo histórico que no se registraba en 31 años.
Los índices negativos han arrastrado a la baja a las principales bolsas europeas y mientras la autoridad bancaria europea se prepara para abandonar su sede en Londres, otros bancos extranjeros amenazan hacer lo propio.
Una posible fuga de capitales se sumaría la probable alza de aranceles a la importación de productos y el alza de precios, un escenario que mermará a la quinta economía del mundo.
Y esto se verá reflejado en los bolsillos británicos. Impactando de una u otra forma en su calidad de vida.
